sábado, 12 de febrero de 2011

Cata con el Maestro


Alfredo gracias por la invitación. Hemos disfrutado de una agradable mañana de sábado.
Es gratificante asistir a una degustación, donde vas a poder sentir la cercanía y ver la evolución de un inquieto de la enología.
Había una tanda de vinos con lacre y otros sin ella. Parece que el lacre, de más rotundidad a la obra-es como los pergaminos de las grandes bibliotecas-, y no por ello signifique que haya diferencia en las calidades.
Comenzamos con La Ladera 2010. Viñedo de tempranillo de setenta y cuatro años, orientación norte y mil metros de altitud.
Color propio de su juventud cubierto e intenso con tonos violáceos. Al comienzo se muestra cerrado. Dejando paso a la fruta. En boca equilibrio de acidez y alcohol, con taninos propios y que dejan entrever el recorrido que le espera.
Siguiente, La Guindalera 2010. Las cepas son de veinticinco años.
De color parecido al anterior, con irisaciones más negras, parecidas al arandano negro.
Se aprecia una fruta madura, podría ser una ciruela claudia. Estamos ante un vino que viene Full equipe.
La Olmera 2010, tempranillo de Bocos de Duero, con catorce grados.
Buena extracción de color. Aparecen aromas muy ribereños. Se cuelan unas notas de clara de huevo. En boca tenemos guindas en licor acompañadas de unas notas refrescantes de hinojo-apio.
Ahora un monovarietal de merlot, con seis años, también de Bocos.
Color representativo de la variedad. Muestra cierta complejidad. Es un vino en el que aparecen los aromas por capas. Primeramente unas piracinas (pimienta rosa), después recuerdos de corned beef, seguido de tostados.
Vino con menor estructura que los anteriores. Que nos muestra su fruta y una sensación refrescante (hojas de menta/hierbabuena). Me sorprende y me gusta. Le veo potencial.
Habrá que estar al vuelo en las próximas cosechas.
Cabernet sauvignon, cepa joven de Bocos.
Fruta madura y especias dulces (canela). Lo que más destaca en esta fase es el la sensación del alcohol, entre calida y dulce. Para dejar paso a unas puntas que recuerdan a la sensación metálica de lata de pimiento morrón. Corramos un estúpido velo.
Procedemos a catar otro monovarietal, se trata de una garnacha de Peñafiel, situada a setecientos metros.
Se muestra cerrado. Para dejar paso a fruta madura, con sensación de frescor. Aquí podemos ver el papel que juega la orientación y la altitud en la uva.
A pesar de esa discreción de sensaciones, pienso que el futuro nos puede dar agradables sorpresas. A seguir atentos.
Hay un interruptus. Que aprovecharemos para tratar de barrer los taninos de nuestras papilas. Y que mejor que hacerlo con un Albillo. Ay! Que buenas vibraciones nos esta dando esta variedad. Con ese leve rubor en su coloración, se nos muestra tímido. Para dar paso a una paleta de aromas y sabores propios de fruta blanca y de hueso. Tenemos media frutería (pera, manzana, níspero, membrillo; esperando ser recolectado) Que bonito cuando ves que menos puede ser más.
Su acidez nos aporta la limpieza que nos permite proseguir. Tengo que confesar que esta uva me tiene enamorado. Momento que aprovecho para comentar como si estuviéramos en una tertulia radiofónica, la buena labor que están haciendo otros sagaces como bodegas Marañones o Daniel Ramos.
Damos paso a un testimonial (4.000 botellas) tempranillo de Peñafiel, con doce meses de barrica. Aliceres 2009.
Retomamos con el Castrillo-09. 13%. Tempranillo con su año y medio de barrica.
Me parece estar oliendo una barrita de labios, manteca de cacao.
Viña Almate-09. Compuesto de tempranillo, cabernet y merlot.Es un vino que me gusta y que tuvo el consenso de todos los participantes. Destacando su excelente relación calidad-precio. Un vino para disfrutar a diario, muy gratamente.
Centrándonos que lo que teníamos en la botella. Creo encontrar, carne en lata, serrín húmedo, serrería. Estamos acercándonos al final. La Guindalera-09. Vino en todo su esplendor. Aromas primarios y secundarios. Fruta y frescura. Y sale una nota distintiva de un betún ingles de calidad. Pensamos en un lechazo o un chuleton, perdonar pero es que la hora, es lo que tienen los niños cuando se les acerca la hora de la toma.
Y si comenzamos bien el cierre tiene que ser igual. Olmera-09 Se encuentra en un momento de duermevela, menos expresivo, más vinoso, algo rebelde. Pero nos sirve para ver la diferencia de su estancia en botella. Mi opinión es que los astros no permitían mostrar todo su esplendor. Pero bueno aquí podría suscitar un buen debate.
Uno de los compañeros nos brindo la oportunidad de saborear una novedad. Manzanilla Sacristía de Barbadillo. Lastima que por cumplir con las obligaciones familiares, no le pudimos dedicar toda la atención necesaria. Pero dejamos constancia y agradecimiento por el detalle de compartir.
Y como no podía ser “todovino”, pues unos comentarios de mentidero. Al ser fin de semana. Algunos se mostraban menos despiertos, otros mostraban los estragos de los afters hours, otros con ganas de seguir disfrutando del fin de semana soleado. Otros pensando en llegar a casa. O sea, como es lógico en cada reunión. Disparidad de opiniones y buena compañía.
Continuaremos, cultivando las relaciones, que es como la viña, merece sus atenciones.

P.S. La foto es propiedad del bodeguero.