Teníamos pendiente en el próximo acercamiento a la Ciudad Condal conocer al equipo de Somesone, contactamos con Malena. Y ya todo transcurrió con la fluidez de un riachuelo.
No era cena, ni seriamos doce, pero hubo fraternidad. Malena, Enrique y Claudio nos convocaron en el Polenta, donde oficia Bernardo, y pudimos degustar unos platos ideales para el momento, sencillez y calidad.
Después seguir disfrutando. Que sensación más agradable la de estar en una ciudad que conoces y descubrir algo nuevo. Plaza de San Felipe Neri.
Pero nos faltaba una visita importante. En el Mercat de San Josep se encuentra El Celler de la Boqueria, de los hermanos Morilla. Afables personas y excelentes botiguers de tota la vida. (Me recuerda a mi infancia entre botellas)
Entrañable conversación, el pulso de la ciudad, las actividades promociónales, lo cambiante e inabarcable de los vinos. Pasión y profesión.
Una visita agradable más, lugar emblemático. Si sus paredes hablasen. Coctelería Boadas. Con la simple excusa de seguir hablando del inmenso almacén de ideas que es la red y de la información y cultura que aporta.
Otra de nuestras aficiones, los vinos bio nos llevo a la Palma, “hard-bar” de Santi. A estas alturas Claudio nos odiara. Perdona, es que se juntaron dos que les das hilo y montan una cometa.
Hacemos un paréntesis y hasta pronto
Viva 3.0!
